Un guerrero de la luz sabe lo que quiere, y no necesita dar explicaciones.
Sin duda, el ser más especial, el habitante de mi entorno que merece encabezar la lista de estos sujetos es Sistercita.
Sistercita es una compleja elementa cuyo hábitat se divide entre el entorno de su piano y el entorno de mi cama. Ejemplo de situación tipo un dia cualquiera:
Lugar: mi cuarto. Hora: 00:30...01:00. Me encuetro en mi mesa, bien dibujando planos en el ordenador, bien bicheando por internet o haciendo cualquier cosa.
-Sistercita (con su voz cantarina adorable): Hoooooolaaa MTV!!!! (nota: Sistercita me llama así por un tontisimo juego con mis iniciales, ni me gusta la cadena ni soy aficionada a sus programas ni nada.)
- Yo: No vayas a ocupar mi cama que te quedas dormida y no hay quien te eche después...(me vuelvo y ya está acostada en mi cama, tras quitar los peluches que han ido cayendo uno a uno en forma de lluvia sobre mi cabeza)...bueno...pues no te duermas.
-Sistercita: Entretenme que me aburro.....jopetas.
-Yo: A ver (es una horrorosa coletilla que tengo que necesito quitarme de alguna manera), yo no estoy para entretenerte que estoy trabajando/estudiando/haciendoeltonto/nadandoooo.....oye?
-Sistercita: Jorrrrrrrrrrrllllllllllllll fiuuuuuuuuuuuuuu.......zzzzZZZZZ
-Yo: cagoengrooolllfffffff.......¬¬
Quiero presentaros a mi ídola. Cuando sea mayor quiero ser como ella. La cara de su sufrido padre cada vez que tiene que enfrentarse a una de sus preguntas es un poema. Os hablo de Mafalda.
Conocí esta gran obra de Quino a través de mi iniciador a la lectura, mi padre (recuerdo perfectamente los cuentos que me leia antes de que me durmiera, había uno de unos osos que viajaban por el mundo y se montaban en globo, en tren, era genial). El libro de Mafalda estaba en la salita, junto a uno que se llamaba algo así como "Mi bebé" y una colección de recetas de Pronto. Tengo que decir que en cuanto aprendí a leer comenzé a devorar toda lectura que encontraba a mi paso. Obviamente, aquel gigantesco libro cuya portada era una niña que leía, no podia pasarme desapercibido.
Así que con aproximadamente 5 años, empezé a leer las historias de Mafalda. No entendía casi nada, pero aún así me gustaba. Con el paso del tiempo su humor ácido y su constante crítica se convirtieron en imprescindibles en mi estantería.
¡Todos los niños deberían ser como ella!
Cómo odio las tareas domésticas. Comentando este asunto con los habitantes de mi entorno, me he dado cuenta de que, en general, la tarea más odiada es la plancha (sobre todo por las mujeres, porque los hombres, al menos los de mi entorno, directamente no planchan). Eso es algo que no comprendo. Dentro de las tareas domésticas, esceptuando que tienes que hacerlo de pie, planchar no me parece demasiado molesto (ojo, no estoy diciendo que me guste planchar, repito el inicio de la entrada, odio las tareas domésticas, TODAS). Planchar no es como, por ejemplo, limpiar el cuarto de baño, que es realmente repugnante; o como pasar la mopa, que despues tienes que quitarle las pelusas que están pegadas a la base; o como limpiar el polvo (suerte que no soy alergica porque lo pasaría fatal); o como ir al supermercado, donde tienes que ir pasillo a pasillo sorteando los carros gigantes de los reponedores de artículos, espérate en la cola detrás de la fila de señoras con carros hasta arriba (segunda cola o tercera si has tenido que pasar previamente por la pescadería o por la carnicería)...divertidísimo. Insisto, dentro de las tareas domésticas, la plancha no es algo en absoluto engorroso. La prefiero, creo, por encima de todo lo demás.
Mi querida hermana (¡feliz cumpleaños!) opina que lo que estoy escribiendo es de vagas. No estoy de acuerdo. Yo no he dicho "yo no hago las tareas domésticas, que las haga otro", no, yo digo que las odio, porque es verdad. Igual hay alguien a quien le gusta hacer todo lo relatado anteriormente. Ole por fulanit@. A mi no, y como este es mi blog, aquí me quejo que da gusto del engorro que supone lo doméstico.
¡Un saludo!
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